domingo, 19 de octubre de 2014

RESEÑA DEL LIBRO "ELOGIO DEL TEXTO DIGITAL" DE J.M. LUCÍA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO DE LA TEXTUALIDAD

Elogio del texto digital, de José Manuel Lucía, es un libro que ofrece un panorama de la situación actual del libro y del campo editorial dentro de las tecnologías de la información y la comunicación, así como de las perspectivas de futuro del texto digital. Para ello hace un repaso de los avances que ha habido en la informática, desde las reflexiones premonitorias que realizó el ingeniero estadounidense Vannevar Bush en 1945, al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Pero, previamente, para explicar la revolución que suponen hoy las nuevas formas de escritura y de difusión del conocimiento en la esfera digital, el autor hace un recorrido por los grandes cambios que ha habido en la concepción de los textos: la invención de la escritura, los primeros alfabetos, la difusión de la escritura en la Antigua Grecia, el paso del pergamino al códice, la invención de la imprenta y el posterior desarrollo de la industria editorial…

El objetivo principal de José Manuel Lucía es la defensa de nuevos modos de creación textual y del mercado editorial basados en las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Él señala que el texto digital no es simplemente un texto previamente impreso que se ha digitalizado, ni tampoco un texto creado para los medios virtuales pero que está estructurado como un libro impreso. Un texto digital, según el autor, es aquel que aprovecha las posibilidades que permiten las TIC: la hipertextualidad (enlaces que relacionan distintas partes de un texto, de un corpus, de una biblioteca digital…), la interactividad (la capacidad de los usuarios de participar en el proceso de creación de los textos) y las relaciones hipermedia (la presencia de diferentes medios enlazados: lo escrito, la voz, el sonido…). Para Lucía, este tipo de discurso permite que la información no esté simplemente almacenada sino bien estructurada e interconectada, y cree que eso permitiría un gran progreso para los saberes de la sociedad, la Sociedad de la Información y el Conocimiento, como él destaca, en la que estamos.

El itinerario, previo a esta tesis, que lleva a cabo el autor por la historia de los ordenadores, Internet, las redes sociales…, hasta llegar a los formatos textuales de la red actual, nos parece muy enriquecedor para conocer las personalidades, las compañías y los inventos más importantes que ha habido en la informática durante más de medio siglo, y pensamos que permite comprender cómo esos cambios han ido afectando a nuestra vida personal, profesional y social. José Manuel Lucía pone esto en relación con el texto digital, y entiende este como un posible culmen de los avances digitales, ya que aquel supondría la máxima expresión de la relación entre diversos materiales de conocimiento y de la participación del usuario en un proceso de construcción de un saber colectivo, compartido
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El autor aporta otras reflexiones que también nos parecen muy interesantes. Por ejemplo, señala que los nuevos modelos textuales representan, además de una segunda textualidad, una tercera oralidad. Explica que en la Antigüedad clásica y en la Edad Media había un primer tipo de oralidad, en la que se transmitían conocimientos y textos de una generación a otra, recurriendo a la memoria. Un segundo tipo de oralidad sería la de los medios de comunicación que se difunden en el siglo XX: la radio, el cine, la televisión…, que suponen, al igual que la primera oralidad, la participación de los espectadores u oyentes y su carácter actual, aunque los discursos se basen frecuentemente en textos escritos. La tercera oralidad la constituirían los textos digitales, cuyos textos, aunque muchos se basen en principio en el libro impreso, incorporan elementos propios de lo oral, como la implicación del lector y su carácter abierto, presente y efímero. Dado que la escritura solo se impone completamente a la oralidad a partir del siglo XVI, debido al crecimiento de la industria editorial gracias a la imprenta, José Manuel Lucía argumenta que la era digital supone una ruptura con los últimos cinco siglos, pero, en cierto modo, no con una tradición occidental anterior.

Dentro de la variedad de textos digitales, el autor se postula sobre todo a favor de la creación de grandes espacios virtuales como bibliotecas digitales textuales o, especialmente, plataformas de conocimiento, en las que se superen los modelos tradicionales y se forme una importante trabazón entre una gran variedad de materiales alrededor de ejes temáticos, para facilitar a profesores, investigadores, estudiantes… un manejo útil de la información, para alcanzar un conocimiento eficaz. Lucía toma como modelo la antigua biblioteca de Alejandría, fundada en el siglo IV a.C., en la que no primaba solo la acumulación de libros, sino también su organización y su edición crítica y filológica, de manera que permitía un verdadero conocimiento y no una aglomeración desordenada de información, idea en la que, como vemos, insiste el autor. Es muy curioso observar cómo pueden establecerse relaciones entre aspectos de la Antigua Grecia y de la era de la información actual; eso muestra, en nuestra opinión, el ingenio del autor.

No menos interesante resulta su reflexión en torno a las universidades. Él expone cómo muchos progresos informáticos han sido impulsados por estas, sobre todo de Estados Unidos y Gran Bretaña, y afirma que en la actualidad los campus universitarios europeos, y en particular los españoles, son algo reacios a investigar nuevas posibilidades de la edición digital, y siguen en cierto modo aferrados al libro impreso. En absoluto nos postulamos en contra de este, pero sí creemos, como el autor, que las universidades deberían trabajar en el desarrollo de las plataformas de conocimiento antes mencionadas, pues una articulación de diferentes medios que traten de una misma materia parece un recurso muy útil para la docencia y el aprendizaje, dentro de las facultades y fuera de ellas.

En conclusión, Elogio del texto digital tiene una gran capacidad argumentativa para hacernos perder algunos prejuicios en torno a las nuevas tecnologías y a los textos digitales, pues nos permite ver las grandes posibilidades que ofrecen y nos anima a investigar en este ámbito, sobre todo a través de esta cita de Alain Kay, uno de los investigadores del PARC (Palo Alto Research Center) de la Xerox, creado en 1970: La mejor manera de predecir el futuro es inventándolo. Y el libro también favorece una comprensión de algunos de los fenómenos más destacados de la esfera digital y, por tanto, de nuestra sociedad actual: una sociedad globalizada, en la que la información y el conocimiento se organizan y se comparten, y en la que la interacción entre los internautas es continua. En definitiva, José Manuel Lucía nos adentra en el siglo XXI.


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