domingo, 19 de octubre de 2014

LA CRÍTICA LITERARIA HOY: FUNCIONES Y ESPACIOS

Las nuevas tecnologías, sin duda, han provocado cambios profundos en el campo editorial, en el mundo del libro, y la crítica literaria no es una excepción. Pero, ¿cuál es la función de la crítica hoy? ¿Tiene importancia el hecho de que sea en papel o en formatos digitales? ¿La crítica debe ser más intelectual o más “de masas”, en la que cualquiera puede participar? Para intentar responder a estas cuestiones veremos las diversas opiniones que algunas personas relacionadas con la esfera editorial tienen al respecto, e intentaremos llegar a unas posibles conclusiones.

Según Marie Arana, escritora de The Washington Post, El crítico literario es un guardián cultural, un juez que ha leído mucho, conoce el canon literario y posee una amplia variedad de experiencias con muchos géneros (…) Somos informadores, educadores y animadores. Esta definición parece responder a la del crítico intelectual, que tiene unos amplios conocimientos literarios y establece un juicio en torno a las obras literarias en función de un canon, de manera que guía el gusto del público. En relación con esta postura, el escritor y periodista Benjamín Prado afirma: Para ser crítico hace falta una preparación específica, estar muy entrenado en el gimnasio de la lectura. Una crítica es más que una opinión personal.

Desde otro punto de vista, Mario Jursich, periodista de la revista colombiana El Malpensante, dice lo siguiente: Pienso que la crítica literaria no es un asunto de expertos; por eso me parece [la democratización en la red] una opción saludable que además ha contribuido a volver más plural el contenido de algunos diarios. Es decir, para él abrir la posibilidad al gran público de escribir crítica dota a esta de una mayor riqueza de perspectivas. En la línea de esta idea, el escritor y crítico Alberto Olmos opina que el crítico puede ser cualquier persona que consiga transmitir a su vez un gusto coherente y una práctica honesta de su labor opinativa.

Respecto a la diferencia entre el formato en papel y la edición electrónica, algunas personalidades son reacias al universo digital, como Christopher Domínguez Michael, experto en literatura, quien escribe: Soy un crítico a la antigua. Solo leo libros impresos, y de Internet solo me sirvo para comprarlos. Sin embargo, una buena parte de los intelectuales parecen reconocer la necesidad de recurrir a la web para no quedarse desfasados; para el escritor y crítico Vicente Luis Mora es un prejuicio la consideración de que el papel es un síntoma de calidad.

Más que en el hecho de que la crítica sea en papel o en versión digital, el debate parece estar entre una crítica intelectual o una crítica más “popular”, como comentábamos, así como entre la prensa (impresa o digital) y sus suplementos, por una parte, y los blogs, por otra. La novelista y profesora Ana Rodríguez Fischer, crítica en Babelia, suplemento cultural de El País, afirma que entre la crítica de los suplementos y la de los blogs hay una gran diferencia: la de los suplementos está sometida a filtros, cedazos, jerarquías, contrastes, y por lo general sus autores están acreditados o han refrendado su profesionalidad, lo que no siempre sucede en los blogs. No obstante, Fischer reconoce que hay blogs que merecen crédito pues los escriben autores expertos en la materia, y la periodista Eva Orúe defiende que en los blogs literarios hay más espacio para géneros como la literatura infantil y juvenil, fantástica, de ciencia-ficción o romántica (“La crítica en la era de tuits”, cultura.elpais.com, 05/06/2014). Además, no parece que los blogs o las redes sociales sean los únicos lugares donde con frecuencia la crítica pueda no tener la calidad esperada, ya que, según el periodista de Ser escritor Manuel de Ordoñana, Las páginas culturales de los periódicos y las revistas especializadas se acercan cada vez más a una guía de novedades o un boletín de noticias, en las que privan los intereses de la industria editorial.

En relación con esto último, planteamos si la crítica ha de responder a unos intereses económicos o ha de tener como fin el servir de guía cultural a los lectores. Creemos que es posible un término medio, al igual que Claire Armitstead, editora literaria del periódico británico The Guardian, quien señala sobre la crítica literaria: Es una parte vital de la economía cultural. Una de las pocas formas capaces de poner un espejo delante de nuestra sociedad y sus valores. Tiene un valor social. Pensamos, en efecto, que la crítica literaria debería tener una función social, destacando aquellos libros que reflejen mejor cómo es nuestra sociedad, con sus virtudes y defectos, y así se puede hacer reflexionar a los lectores y hacernos mejores ciudadanos. Y creemos que para eso hacen falta críticos con un bagaje cultural y con una capacidad de análisis profundo del sentido de las obras literarias, tanto en la prensa escrita o digital como en blogs. En el polo opuesto estaría el tipo de crítico del que habla Manuel de Ordoñana: un simple comentarista que recoge la opinión de lo que tiene más a mano: notas de prensa, la sinopsis en la contraportada o el contenido del primer artículo que encuentra sobre la obra en Internet, algo que, personalmente, nos parece poco honesto.

Incluso en casos no tan graves como el que plantea Ordoñana, pensamos que, si quien escribe no es ducho en la materia, sería preferible hablar de opinión y no de crítica, en consonancia con la cita anterior de Benjamín Prado y con lo que afirma Jorge Aulicino, poeta y editor del suplemento Ñ, de Clarín (Argentina): No hay una democratización de la cultura sino de la opinión.

Obviamente, defendemos que todo el mundo tiene derecho a opinar en la red sobre los libros, pues además los autores tienen muy en cuenta la opinión de los lectores. Pero también pensamos que esto no debería sustituir al trabajo de la crítica especializada, que, como hemos opinado anteriormente, tiene una función social. Asimismo, puede servir de ayuda a un lector que no sepa qué libros escoger entre la infinidad que hay actualmente en el mercado, pues se escribe y se edita más que nunca. Una crítica intelectual puede mostrarnos qué libros son interesantes a parte de los best-sellers y abrir nuestro abanico de experiencias culturales enriquecedoras.

No obstante, la librera Lola Larumbe, dueña de la Rafael Alberti de Madrid, opina que los criticos tienen menos influencia que los esscritores de renombre: La mejor recomendación es la de otro escritor muy reconocido. Que cite un libro Vargas Llosa o Muñoz Molina. Eb ese sentido, creemos que es importante para el futuro de la crítica que escritores reconocidos participen en ella, pues si sus ideas tienen más impacto en la sociedad que las de otros críticos, ello contribuye a que el público se anime a leer las obras que reomiendan, y, por tanto, a que seamos más cultos y con más capacidad de pensamiento crítico.

En conclusión, pensamos que la crítica especializada es importante para servir de guía a los lectores en un mercado editorial amplio y heterogéneo como es el de la esfera digital. También creemos que tanto en la prensa escrita o digital como en los blogs hay estudios críticos de más calidad que otros, por lo que los lectores hemos de saber observar y elegir bien los documentos que manejamos. La crítica literaria debería enseñarnos a ser nosotros mismos críticos con lo que leemos; pensamos que eso es imprescindible en una sociedad democrática.  Por eso insistimos en que la crítica literaria, como cualquier crítica, debe tenr un fin social -aunque no pueda dejar de formar parte  de una industria cultural-, enseñándonos a descubrir en los libros sentidos sobre el mundo, la sociedad y el ser humano, ayudándonos a ser mejores.

BIBLIOGRAFÍA

- “La crítica en la era de tuits” (en línea), cultura.elpais.com/cultura/2014/06/05/babelia/1401993598_180059.html (fecha de consulta: 4 de octubre de 2014).
- “Radiografía de la crítica literaria” (en línea), elpais.com/diario/2011/11/26/babelia/1322269936_850215.html (fecha de consulta: 4 de octubre de 2014).
- “La crítica literaria” (en línea), serescritor.com/la-critica-literaria (fecha de consulta: 4 de octubre de 2014).


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